miércoles, 13 de noviembre de 2013

El neoliberalismo es lo contrario de Agatha Christie


             El neoliberalismo es lo contrario de Agatha Christie. Y de Conan Doyle. Y de Raymond Chandler, Dashiell Hammett, Patricia Highsmith y los demás. El neoliberalismo, si es que así es como podemos llamar a esta ideología cuyo fin no es otro la demolición de las clases medias, ha inventado el crimen sin culpables. Así de sencillo. Y gracias a eso, por terribles que sean los atentados que cometa la aristocracia del dinero contra la humanidad en general, a la que ha tomado al abordaje y con un cuchillo entre los dientes, ninguno de los suyos es condenado y todos sus delitos, da igual el número de víctimas que causen, se quedan al otro lado de la palabra más terrible de todas las que forman el diccionario: la palabra impunidad, un sustantivo que hasta hace poco caracterizaba a las dictaduras y, por lo tanto, era lo contrario de la democracia, pero ya no: ahora quienes debían levantar la voz están amordazados y tienen las manos atadas, y eso incluye a la mayoría de los políticos y los medios de comunicación. La verdad corre de boca en boca, pero no llega a los micrófonos del Congreso.
             No hay más que ver lo que ocurre en España: la muerte de setenta y cinco personas en Turkía, a bordo de un Yak-42, no tuvo ninguna consecuencia, no dio lugar a ninguna dimisión ni a ninguna condena; del accidente de un tren Alvia en Santiago de Compostela, que dejó ochenta fallecidos o de la tragedia del Madrid-Arena, en Madrid, se puede decir lo mismo; la estafa masiva que Bankia o Caja Madrid hizo a miles de ciudadanos, se ha saldado, hasta el momento, con un fin de semana en prisión de uno de sus presidentes y un castigo ejemplar al juez que se atrevió a detenerlo; y cuando su sucesor en el cargo es increpado, de mejor o peor manera, en el Parlament de Cataluña, sale de allí vestido de víctima y con la mano de la jefa del PP por encima del hombro. Y ahora se viene a sumar a la lista la sentencia del Prestige, tras once años de deliberaciones: no hay ningún culpable y parece que el tiempo, las energías y el dinero gastado en este larguísimo proceso sólo ha servido para crear una nueva figura: la del blanqueador de catástrofes. En juez dice en sus conclusiones que quienes decidieron alejar el barco de la costa lo hicieron "para salvar vidas", pero ¿a qué vidas se refiere, cuando fueron aniquiladas doscientas cincuenta mil aves y millones de peces? Tal vez es que los únicos peces que le importan al tribunal son los peces gordos, y a esos no llegó a alcanzarlos el alquitrán.
             ¿Ocurrirá lo mismo con el resto de los escándalos que nos ennegrecen el país? ¿Con Gürtel, con Noos, con los ERES de Andalucía...? Quiero pensar que no, pero creo que me equivoco. Entre otras cosas, porque quizás el tiempo da y quita razones, pero resulta que el tiempo está de su parte, no hay más que darse cuenta de lo pronto que prescriben en España los delitos económicos, sin duda porque los que roban con la mano derecha son los mismos que redactaron las leyes con la izquierda. Lo tienen todo bajo control. Nuestra única oportunidad es combatirlos unidos. De uno en uno, somos un blanco muy fácil.
  



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